Hoy la humanidad lidia con una realidad: nuestra expectativa de vida nunca ha sido tan alta, 72 años promedio, pero eso también significa atravesar los últimos años afectados por el deterioro mental. Enfermedades como la demencia, el Alzheimer y el Parkinson han sido considerados los males del siglo XXI. Y ni hablar de la depresión y la ansiedad que son la orden del día en los países desarrollados. ¡Debemos trabajar más para conseguir un cerebro saludable!
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Vivimos más, pero nuestros cerebros están sufriendo los estragos del mundo moderno: alimentación rica en procesados, sedentarismo, falta de sueño, altas cargas de estrés, exposición a una cantidad de información descomunal a través de los dispositivos electrónicos y móviles.
Debemos tomarnos en serio la salud de nuestro cerebro
Es por esta problemática que cada 22 de julio, la Federación Mundial de Neurología celebra el Día Mundial del Cerebro, en un intento porque todos nosotros tomemos conciencia de la salud de este órgano, que a pesar de que conocemos su relevancia, no le damos mayor importancia.
El cerebro y el complejo sistema nervioso se encargan de procesar toda la información que recogen nuestros sentidos, dirige nuestra movilidad, el habla, la inteligencia, la memoria y las emociones. Un pequeño fallo o quiebre de sus funciones hacen la diferencia entre una vida plena y una con limitaciones.
En general, la sociedad ha minimizado el impacto del deterioro de la salud del cerebro, con discursos como que es normal ser olvidadizos cuando alcanzamos la tercera edad. Pero la realidad es que la niebla mental y la pérdida de memoria son expresiones tempranas de cuadros graves. La demencia, por ejemplo, implica olvidar nombres, recuerdos, familia, pero también significa que un día el cuerpo amanecerá con la incapacidad de tragar, de caminar o hasta de respirar. ¡Lo ha olvidado!
Atravesar por enfermedades del cerebro y el sistema nervioso no solo es un drama para los enfermos, sino para sus cuidadores. Por eso la tendencia de la salud geriátrica es hacia la institucionalización, es decir, con el tiempo más personas estarán de forma permanente en centros geriátricos que en sus casas, en los últimos años de sus vidas.
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3 formas de lograr un cerebro saludable
¿Qué podemos hacer para mejorar la salud de nuestro cerebro? ¿Qué podemos hacer para prevenir enfermedades tan devastadoras como la demencia y el Alzheimer tan comunes en la vejez? La palabra clave es la prevención. Desde edades tempranas deberíamos interesarnos por proteger la estabilidad del cerebro y el sistema nervioso, y eso solo se consigue mediante la adopción diaria de hábitos positivos e intencionales.
¿Son suficientes los hábitos? La ciencia de la epigenética nos dice que los seres humanos no estamos sentenciados por nuestra herencia genética. Sino que nuestra naturaleza es tan fascinante, que nuestros hábitos, el ambiente interno y externos que nos rodea y al que nos exponemos, tienen la capacidad de apagar y prender genes. Entonces, si en tu familia, el tambaleo de la salud mental y cerebral es una constante, tus hábitos pueden ser la llave para prevenirlos y hasta detenerlos.
Estos son los hábitos que te ayudarán a conseguir un cerebro saludable:
1.Reta constantemente a tu cerebro
Todos nacemos con ciertas habilidades y nos sentimos más cómodos explotando un hemisferio del cerebro. Por eso es tan importante despertar otras zonas cerebrales retándonos a hacer actividades a las que no estamos acostumbrados como:
- Lavarnos los dientes con la mano contraria.
- Usar ambas manos para hacer tareas que solemos hacer solo con una.
- Caminar para atrás.
- Bañarte con los ojos cerrados (tomando precauciones) para agudizar tus sentidos.
- Leer en voz alta para potenciar la capacidad de comprensión.
- Probar comida nueva, para asociar nuevos sabores y texturas a tu paladar.
- Explorar nuevas habilidades como la pintura, la escultura, el baile, la escalada, etc.
- Jugar juegos de mesa, que estimulen la memoria, los sentidos, la habilidad estratégica, etc.
Todas estas actividades son para el cerebro entrenamiento cognitivo, fortalece las conexiones neuronales, así como un buen trabajo con pesas crea músculo.
2. Aliméntate e hidrátate adecuadamente
Un cerebro saludable necesita nutrientes para funcionar correctamente, entre los más importantes están las vitaminas B, E y D y las grasas Omega 3. Algunos alimentos fundamentales en la dieta, dentro de un esquema saludable, son los frutos secos (nueces), las semillas (chía) y los pescados como el salmón, el arenque, la caballa, la trucha de lago, y las carnes rojas para la ingesta de vitamina B12 (si eres vegetariano suplementa). También es buena idea preocuparnos de la exposición a la luz del sol para obtener suficiente vitamina D.
Si en una valoración médica, hay un desfase de estos nutrientes, un médico especialista debe guiar la suplementación.
Además, es importante no descuidarse de la hidratación diaria, el cerebro es fundamentalmente agua.
3. Haz ejercicio y aumenta tu sueño profundo para un cerebro saludable
Las rutinas de ejercicio físico y las actividades deportivas no solo entrenan los músculos, sino también el cerebro. El aprendizaje de nuevos movimientos, la ejecución de un esquema de repeticiones, la coordinación extremidades- ojos…estimulan la salud cerebral.
Por otro lado, es primordial mantener el equilibrio entre la actividad física y el descanso consciente. Al desgaste físico de las actividades cotidiana, más el ejercicio físico intencional debemos sumarle una rutina consistente de descanso y sueño. Debemos darle a nuestro cerebro saludable las herramientas necesarias para alcanzar un mayor rango de sueño REM. Así procesará de forma efectiva toda la información recolectada en el día.
Algunos estudios médicos, como el publicado en la revista científica eClinicalMedicine (The Lancet), han demostrado que quienes padecen de trastornos del sueño tienen tres veces más riesgo de padecer enfermedades como el Parkinson, en la que se presentan temblores, rigidez y lentitud de movimiento.
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Wither Luis Figueroa- Guayaquil
